Ha logrado lo que siempre ha deseado. Le ha costado trabajo, ha "luchado" por conseguirlo, y el proceso de los 5 curas acusados fue su prueba de fuego, su labor, encubrir y desvirtuar la información recabada que se envío a Roma, para ocultar detalles, para proteger y solapar a los curas acosadores y violadores, todo esto bajo el apoyo total del Arzobispo Romo Muñoz.
Hector Emilio Nava tiene dos caras, navega con la cara de santo, sencillo y trabjador, y la otra es hace ver su lado negativo: rencoroso, molesto, solitario y vengativo. Desde su llegada a Tijuana (procedente de Mexicali) ha sido protegido por parte del Arzobispo Romo.
En su momento fue párroco, luego vicario y después fue asignado misteriosamente a vivir en una oficina apartado de la vida pastoral, supuestamente para atender los cientos de casos judiciales, como si fuera el único sacerdote con conocimiento de derecho canónico en la Iglesia de Tijuana. En el Presbiterio se sabe otra cosa y esta por demas comentarla.
La vida de Hector Emilio tiene clarosocuros, la que cuenta, que la gente de a pie conoce y la verdadera, que inicia desde su inicio sacerdotal en Mexicali y el pleito con el Obispo de esa diócesis hasta la de nuestros dias, la historia la conoce el mismo Arzobispo y la mayoría del clero de Tijuana, sin embargo el mismo Arzobispo lo protege, encubre y solapa.
Antes de la salida de Romo Muñoz lo ha premiado, contra la opinión de muchos curas por el nombramiento, el Padre Nava se ha salido con la suya, el caso es que su desequilibrio mental permeara en los casos que la arquidiocesis lleve, tal como sucedió con el encubrimiento y maquillaje que hizo con los 5 casos de los sacerdotes acusados por acoso, violación y homosexualidad.
Esperamos que el nuevo Arzobispo que no tarda en llegar tome cartas en el asunto y lo remueva.
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