Egocéntrico, idealista, manipulador, autoritario, hábil, ingenioso, inteligente, paciente, metódico, ordenado, presuntuoso y con capacidad de introspección, así se define a Monseñor Cisneros.
Originario de la capital Michoacana, llego a Tijuana hace mas de 30 años, en tiempos de Monseñor Posadas. Tiene 66 años y aun no pierde la esperanza de llegar a ser Obispo. Es hoy en día uno de los líderes negativos del Presbiterio de Tijuana, a quien formo a más de 20 generaciones siendo Rector del Seminario y formador del mismo, desde tiempos del Arzobispo Emilio Berlie, quien es el autor de todo el debacle por el que esta pasando
Conoció al Arzobispo Romo desde antes de que este fuera Obispo, cuando ambos eran Rectores, uno del Seminario de Tijuana y otro del Seminario de Torreón, en aquellos tiempos Rafael Romo Muñoz era presidente de OSMEX, la gris y mediocre organización de Seminarios de México y se veían frecuentemente en las reuniones de formadores. Romo como Rector y ahora como Obispo es partidario de que los Rectores de los Seminarios no duren mas de 6 años, por bien del Rector y de la misma institución y en repetidas ocasiones le comentaba a Cisneros que le dijera a su Obispo que lo removiera, siendo así que Cisneros ya tenia demasiado tiempo en el Seminario como Rector. Pero como Cisneros anhelaba una mitra y que nunca se le hizo fue removido a la sorpresiva llegada del mismo Rafael Romo Muñoz a
El odio de Cisneros al Arzobispo Romo fue creciendo, al grado que ha logrado desestabilizar con su liderazgo negativo a
Muchos de los alumnos de Cisneros hoy en día son el dolor de cabeza el Arzobispo, debido a su rebeldía y a su falta de testimonio Sacerdotal.
Lidera un grupúsculo de Sacerdotes donde abundan en su mayoría los que se sabe que son homosexuales y otro pequeño grupo que intentan ser intelectuales, como el Maestro, es muy sonado el caso de los viajes que hace Cisneros con sus pupilos, aquel tan sonado viaje que hizo Cisneros con el Seminarista Leandro Raygoza, ese inolvidable crucero por el mediterráneo. O los viajes a su natal Morelia o a Puerto Vallarta con sus amigos íntimos.
Salvador Cisneros piensa que el titulito de Monseñor le da autoridad sobre cualquier Sacerdote, incluso para decirle como tiene que hacer las cosas al Arzobispo, pero se equivoca, le falta humildad, docilidad y obediencia. En reiteradas ocasiones ha insultado al Arzobispo por decisiones que desde luego a Cisneros no le convienen. Mientras el Arzobispo ha callado como siempre.
Su liderazgo y capacidad de manipular le ha valido saber influir mediante los medios, donde tiene algunos amigos, con quienes ha filtrado información delicada de