Según los conocimientos, competencia y posición de que gozan, los fieles tienen el derecho e incluso a veces el deber de manifestar a los Pastores su opinión sobre cuestiones que pertenecen al bien de la Iglesia, y también tienen derecho a hacer conocer su opinión a los demás fieles cristianos , con el debido respeto a la integridad de la fe y la moral y a la reverencia hacia sus pastores, y con la consideración por el bien común y la dignidad de las personas. [CIC, Codex Iuris Canonicus (1983), Can. 212, § 3.]

lunes, 6 de octubre de 2014

El decano del lobby gay del Arzobispo



Son los protegidos del Arzobispo. Se encuentran en cargos importantes y el lider de la Iglesia católica en Tijuana sabe de que pata cojean, incluso  sabe de sus pecados. Lo que a muchos extraña es: la razón por la cual el Arzobispo protege y promociona a estos Sacerdotes, las respuestas en el presbiterio son varias, unas serias otras escalofriantes, que si el Arzobispo recibe dinero de estos o que si estos le conocen demasiado el lado humano del Arzobispo, como para hacerse de la vista gorda y no poner orden en casa.



Se trata del Sacerdote Carlos Francisco Castillo Ramos, ingreso al seminario en 1993, en la casa del cerro colorado al curso propedéutico. Es de la generación de los Sacerdotes Hector Miranda, Miguel Angel Sánchez y Fausto Noriega.

Desde el Seminario Castillo Ramos ha sabido disfrazar su homosexualidad, y sobretodo su gusto por los hombres jóvenes y varoniles, durante el seminario tuvo amorios con varios compañeros, los que son parte de su generación pueden dar fe de estas afirmaciones, quienes fueron sus parejas en el Seminario y que destacaron son Miguel Angel Burgos y Juan Manuel Castro, por cierto ni uno  ordenado, este último a  mediados de 1994 en tiempos del rectorado de Monseñor Salvador Cisneros y en tiempos en que su formador de cabecera era Jesús de Luna.


La astucia de Castillo Ramos era enorme, al grado de saber granjearse a sus formadores para caer bien y para seguir  haciendo sus sucias fechorias con quienes fueron sus compañeros en el Seminario, quienes algunos fueron sus amantes, muchos de ellos hoy ya Sacerdotes.

Gusta de ir los dias de descanso a San Diego y visitar a sus amigos gays, pasear por parque Balboa en la zona gay del condado, uno de sus amigos tenía una estética en la calle 8, y entre la comunidad gay tijuanense se rumoraba que era su pareja. 

A Carlos Castillo le gusta la buena vida, los vinos, la comida gourmet, el buen vestir y el exquisito gusto por la decoración de su casa, y para muestra esta su lujosa residencia, no en la que vive en la parroquia de Santo Niño de Atocha, ahí en la Vicente Guerrero sino en la otra donde pasa los momentos agradables con sus amantes.

El Arzobispo sabe de la doble vida de su pupilo, y surgen muchas cuestiones ¿por que lo nombró su Secretario Particular?, ¿por que lo protege tanto?, ¿cuanto dinero le da Castillo al Arzobispo  para callarlo?, ¿le da otra cosa o le sabe otra cosa al Arzobispo?, estas son las conjeturas que muchos clerigos tijuanenses se hacen.

Y es que en la Curia Castillo es el intocable, nadie dice nada de lo que sabe, ni de lo que hace, aunque conozcan su abierto estilo  de vida gay que vive este clerigo protegido por el Arzobispo. Será que Carlsos Castillo sabe las movidas de Pedro López, Francisco Santisbais, Salvador Díaz Mercado, Monico Margarito, Javier Juarez, Alejandro Michaus, Mario Heredia, Jesús Cardenas, Jorge Echegollén y Antonio Beltrán, movidas tan delicadas que  de saberse en Roma podría costar la destitución del Arzobispo ipso facto.

Pero no pasará eso, la Curia y algunos miembros del clero de Tijuana saben como protegerse,maquillar las cosas y  hechar mentiras, todo, para seguir jodiendo a la Iglesia. 

Mientras que al decano del lobby gay arzobispal,  del encargado del diezmo y flamante secretario personal del cada día mas debil arzobispo de Tijuana la vida tiene grandes espectativas, pese a quien le pese, pisoteando a quien se tenga que pisotear, pagando lo que se tenga que pagar, tan solo basta tener  un buen padrino corrupto como lo es su flamante y parsimonioso protector.